jueves, abril 30, 2009

El crítico interior

Para Maya, que su mamá Moniquín la ayude a construir un buen crítico interior.

Cuando somos bebés somos totalmente inocentes e ignorantes; todo es nuevo e interesante. Mientras crecemos tanto física como mental e intelectualmente, también empieza a crecer algo en nuestra mente que nos sirve para almacenar nuestras experiencias, nuestras bases morales y éticas, etc. Algunos lo llaman experiencia, subconciente, autoconsciencia, incluso algunos identifican esto con nuestra alma, aquí lo llamaré nuestro crítico interno.

Al principio, nuestro crítico interno se empieza a llenar con cosas de sentido común: no se debe tocar el fuego porque quema, no se puede respirar bajo el agua, cosas así.
Conforme uno va creciendo, nuestro crítico interior va asimilando cosas más complejas: conceptos del bien y el mal, nuestras bases morales y principios de comportamiento, cuando llegamos a la adolescencia, nuesro crítico interior ya tiene todos los puntos básicos que necesitamos para sobrevivir, así que empieza a asimilar cosas muy complejas: comportamientos y reglas sociales y de comportamiento.

Lo peor (o lo mejor) es que interpreta completamente no sólo las cosas que aprendemos, sino cómo las aprendemos, las cosas que oímos o los consejos, advertencias, chismes, etc., afectan mucho más por la forma en que nos las dicen que por lo que significan por sí solas; por ejemplo, no es lo mismo decirle a un niño "agarra bien ese vaso, si no, lo vas a tirar" que decirle "si agarras el vaso de esta manera no se te va a caer", aunque las dos frases técnicamente tienen el mismo significado y sentido, nuestro crítico interior aprende muy bien cómo fue que lo aprendimos.

Quizá nosotros como humanos dormimos cierto tiempo, tenemos privacía ciertos lapsos, tenemos una vida interior, en fin, hay ciertos momentos en que se supone que no estamos aprendiendo y no tenemos ninguna influencia exterior. Pero nuestro crítico interior está despierto las veinticuatro horas del día y aprende de todos lados, sea la TV, el radio, lo que oímos o leemos.

Conforme vamos entrando a la vida adulta, nuestra vida interior se va enriqueciendo y volviéndose compleja..., igual que nuestro crítico interior.

Llega el momento en que nuestro crítico interior es más grande que nosotros y nos empieza a decir lo que debemos hacer, lo que debemos decir y pensar, cómo debemos actuar y decide las opciones que tomamos ante una disyuntiva en la vida.
Si cuando éramos niños o jovencitos nuestros padres nos decían "agarra bien ese vaso porque lo vas a tirar", "no toques eso porque lo vas a romper", "no brinques porque te caes", "no hagas esto porque...", "NO...", nuestro crítico interior se va a llenar de prohibiciones y cuando nos susurre al oido va a decir lo mismo que aprendió: "no tomes está desición porque te va a ir mal", "no vayas ahí porque vas a gastar", "no le hables a fulanito porque no es como tú"..., etc.

¿Y 'ora?
¿Cómo deshacerse de nuestro crítico interior? No se puede. Ya es parte de uno.
¿Inhabilitarlo o ignorarlo? No es muy recomendable, hay que recordar que nuestro crítico interior también tiene todas las reglas del sentido común de la vida diaria, tiene todas nuestras bases morales y éticas, tiene todas nuestras experiencias y todo lo que hemos aprendido a lo largo de la vida.

Más bien hay que aprovechar todo lo que sabe nuestro crítico interior y en vez de que nos diga lo que tenemos que hacer, preguntarle acerca de las consecuencias de alguna acción:
"Si tomo esta desición, ¿qué consecuencias puede haber? Y si voy a un lugar donde puedo gastar mucho, ¿puedo controlarme y no gastar de más? Y si le hablo a fulanito o a sutanita, aunque no sean como yo, ¿puedo mantener la mente abierta para aprender nuevas cosas? Y si él/ella es demasiado desagradable, ¿tengo la fortaleza suficiente para alejarme?

El deber de todo aquel que ha tropezado y caido en la vida es levantarse y seguir su camino.
No hay que dejar que nuestro crítico interior tome la iniciativa y empiece con"¿ya ves? Te lo dije, que te ibas a caer". Más bien hay que preguntarle "¿qué tengo que hacer para levantarme y seguir mi camino?".

Ante nuestro crítico interior uno debe decidir: ¿uno es dueño de su propia vida o necesitamos que nos digan que hacer?

2943.79

domingo, abril 12, 2009

Enfoques publicitarios

Hace poco un amigo me comentaba que en realidad la publicidad nos hace un favor, todo depende del enfoque que usemos.

Si se analiza la publicidad de manera directa como lo he hecho en algunas entradas (por ejemplo, la maquinaria del pensamiento), resulta que la publicidad generalmente trasmite un mensaje negativo que, más que humanos, nos acerca a nuestra robotización.

Pero si uno enfoca la publicidad pensando que dicen lo que uno no debe hacer, lo que uno no debe pensar ni creer, o lo que no se debe hacer.
Discutíamos el ejemplo de la comida: se publicita mucho la comida chatarra y alimentos procesados, comida rica en grasas, azucares y/o conservadores, y todos sabemos que lo bueno es tratar de comer lo que no se anuncia: alimentos frescos, sin conservadores, frutas, verduras, etc.
La comida que se publicita es exactamente lo que no debemos comer.
La publicidad nos lo está diciendo.

2928.72